Haikú de los Poetas

Sólo el poeta
sabe hacer los milagros
como dios manda.

domingo, 31 de julio de 2011

Gato por liebre







Elige un gato joven
que tenga buena facha:
llamas al aguador y lo despacha.

Cébale con riñones,
asaduras, mollejas y pichones.
Prohibe darle sustos,
desazones, castigos y disgustos;
y al año, o poco más, tendrá el minino
el cogote muy ancho y el pelo fino.

Ya gordo y reluciente,
haciéndole caricias con la mano,
degollarás al gato dulcemente,
como si degollaras a tu hermano.

Desuéllale con arte,
límpiale bien, y que le oree el viento,
pásale un espadín de parte a parte,
y ásale a fuego lento:
despacio, y muy a punto,
báñale con un unto
de aceite aderezado,
con limón y con ajo machacado;
en tanto, le volteas,
y solo a medio asar, es el instante,
con sal le espolvoreas,
no apartando del gato la mirada
hasta que su corteza esté dorada,
y asado el animal, y harto de fuego,
con punzantes aromas,
te obligue a que le saques y le comas.
Si al asarle seguiste mis consejos,
riete de las liebres y conejos.
Sólo algún mentecato
a quien trates de dar gato por liebre,
pedirá que le des liebre por gato.




jueves, 9 de diciembre de 2010

El Fary y la Iglesia


1. Introducción

“El Fary y la Iglesia” son las palabras que cayeron hace unas semanas como un jarrón de agua helada por mi espalda. No podía negar el agobio y la frustración que devoraban mi interior debido a la imposibilidad de hacer un texto expositivo-argumentativo sobre una relación entre ambos temas.

Tras mucho “googlear” encontré una única relación entre ambos: el Fary, en una de sus muchas canciones, hacía referencia a una mujer que iba los domingos a misa. Por mucho que lo intenté, no conseguí sacar una base para el trabajo de esa relación (pese a la capacidad innata que, según mi antiguo profesor de filosofía, tengo para meter paja y no decir nada).

Horas más tarde recibí una bocanada de aire fresco y pude respirar tranquilo cuando leí el e-mail que me permitía la invención del trabajo, el permiso para meter la paja cultivada en las remotas e infinitas tierras de la imaginación humana. Fue como la inspiración que realizas cuando te hacen una aguadilla en la piscina una calurosa y soleada tarde de verano. Gracias a ello, ya tenía realizada la parte más difícil del trabajo. Sólo me quedaba sentarme frente al ordenador con un Red-Bull, unos anacardos, un perfume dulce en el ambientador y dejar que las teclas de mi ordenador se movieran al son de la música de fondo[1].

Finalmente, para terminar la introducción, debo aclarar que todos los datos, tanto las fechas como los hechos descritos en el trabajo, son totalmente ficticios, fruto de la imaginación, anécdotas del viaje de un caracol alado hacia la tierra de Oz.


2. El Fary

El Fary, bautizado ante la Iglesia como José Luis Cantero, nació en Las Ventas (en el barrio, no en la plaza), Madrid, el 20 de agosto de 1937 en el seno de una familia humilde.

Sobre la infancia del Fary se sabe más bien poco. A los nueve años, tomó la comunión. Fue un día perfecto. No llovía, no hacía frío, el cura de su barrio le dio vino, su tío le dejo probar el tabaco y su abuela le regaló un vinilo de Rafael Farina, lo que su madre vio como un problema ya que en su casa no había tocadiscos. Entre las donaciones de los familiares, José Luis se juntó con un millón trescientas seis de las antiguas pesetas. Un dinero que, debido a la cantidad que era, decidió esconder en un sitio muy seguro y secreto. Era tan secreto que a las dos horas, ni si quiera el joven José Luis sabía dónde estaba. Jamás pudo comprender el enfado de su madre por no recordar el sitio, así no podría malgastar su dinero en tonterías y no se lo podrían robar.

En su catorceavo cumpleaños, su abuela le regaló un tocadiscos pudiendo así escuchar, por primera vez en la vida, su vinilo de Farina. Aquel día fue crucial en su vida.

José Luis se pasaba las horas muertas cantando e imitando a Farina en el salón de su casa, en los bares, en el salón de su casa, en las calles, en el salón de su casa, en las bocas del metro, en el salón de su casa, en la escuela, en el salón de su casa, etc. Era el nuevo quéhablar del barrio. Por esa razón empezó a darse a conocer como “El Fary”.

Cumplidos los treinta años comenzó a ganar dinero como cantante en algunas sustituciones. En los años 70, la copla entró en decadencia, pero el Fary, siempre al timón, adaptó sus canciones al pop español. Gracias a esta fabulosa hazaña, el Fary saltó a la historia.

No contento con ser un cantante de reconocimiento nacional, José Luis Cantero, el Fary, entró en la pequeña pantalla con la serie televisiva “Menudo es mi padre” cuyo título no se sabía si se refería a su corta estatura.

En falta de otras opciones más realistas, para potenciar su carrera, hizo un trato con el magnate del cine basura, Santiago Segura, quien lo elevó muy alto. Tan alto que llegó al Vaticano, como se explicará más adelante.

En enero de 2007 se le diagnosticó un cáncer de pulmón que le llevó a la tumba el 19 de junio del mismo año. Falleció, a los sesenta y nueve años, rodeado por sus seres queridos en un hospital madrileño llevándose a la tumba el lugar en el que escondió sesenta años atrás ese millón trescientas seis pesetas.


3. La Iglesia

En la Edad Antigua, la Iglesia fue perseguida y, otras religiones mayores, se metían con ella. Pero independientemente de las dificultades que tuvo, esta institución se mantuvo fiel a sus ideales.

A medida que pasaron los años, nuestra amiga, se fue haciendo cada vez más grande, contando con mayor número de afiliados. En el Edicto de Tesalónica se reescribieron las normas de la institución abriendo así unos nuevos horizontes. Pero no fue hasta que el emperador romano Constantino decidió unirse en su lecho de muerte, cuando la Iglesia dejó de ser perseguida.

Durante la Edad Media, época en la que la Iglesia tuvo el mayor crecimiento, ésta ya se podía considerar como una religión adulta, tenía voz, tenía voto (de hecho tenía los únicos votos) y tenía poder. La muy siempre humilde y honrada Iglesia hizo y consiguió sus mayores logros y avances en la cultura:

1. Promovió la Educación: ayudando así a otras religiones más pequeñitas a unirse a ella para civilizarse, educarse y, por supuesto, salvarse del infierno, lugar donde irían si no se convertían.

2. Desarrolló la oratoria y la dialéctica: a las personas que no se querían unir a la Iglesia se les intentaba convencer con, para la época, avanzadísimos métodos. No obstante, sin conseguía convencer, ésta se quitaba el sombrero invitando a sus opositores a asistir a una fiesta que, hoy en día, nos encanta celebrar los domingos: una parrillada.

3. Ayudó a los errados a rectificar: en la Edad Media, había un reducido número de personas que investigaban la naturaleza (comúnmente denominados “científicos”), que enunciaron leyes completamente erróneas. La Iglesia, cuando descubría que alguien se había equivocado le buscaba, le invitaba a salir y amablemente le comentaba dónde se había equivocado y cómo rectificar su error.

4. Creación de una ONG: con el fin de preservar la paz y la seguridad de la sociedad, la Iglesia se vio obligada a fundar una ONG llamada Santa Inquisición, formada por un grupo de alegres, simpáticas y comprensivas personas.

Estos son algunos de los avances culturales de aquella época. No debemos olvidar que siempre, repito, SIEMPRE, la Iglesia actuó en Nombre de Dios.

Con la llegada del Renacimiento, los científicos empezaron a creer más en sus errores; los artistas avanzaron, cobraron mucho más valor. Se empezó a dar mucha más importancia al hombre que a Dios. Pero la Iglesia, fiel a sus ideales, continuó su misión. Ayudó a los colonizadores a difundir la palabra de Dios por el Nuevo Mundo, siguió preservando el orden y la seguridad de la sociedad con su Santa Inquisición (una de las medidas tomadas fue la creación de un listado donde se recogían los libros llenos de errores tan peligrosos que estaban condenados con el Infierno), etc.

En la Edad Contemporánea, nuestra amiga comenzó a sentirse mayor y dejó de lado sus responsabilidades, aunque seguía velando por ellas.


4. Relaciones más importantes del Fary con la Iglesia

Como hemos dicho antes, el Fary fue bautizado el 20 de agosto de 1937, poco más de un año desde el final de la Guerra Civil, una época de decadencia. Lo que llevó a que en el bautismo, en vez de agua bendita, se utilizara agua turbia del río Manzanares, que, en aquel entonces, era más barata.

La comunión de “El Fary” siguió en decadencia. El banquete consistió principalmente en pan de centeno, manteca y licor destilado por el propio Fary durante los dos años anteriores. Misteriosamente, el índice de mortalidad creció exponencialmente aquella semana.

La relación más fuerte de “El Fary” con la Iglesia, se dio a conocer tras la mítica saga de Santiago Segura, Torrente, en la que se afirma reiteradamente que “El Fary” es Dios. Pero… ¿a qué se debe dicha afirmación? El anterior Papa, Juan Pablo II dijo en su lecho de muerte al respecto: “Ese hombre, al que todos llaman Fary, levantó con sus cantos una nación en decadencia, lo que le hace ser el más honorable de todos los santos. Yo siempre creí en él. Desde su infancia hasta su vida adulta únicamente ha velado por la felicidad de los demás, por la integridad del país conocido como España. Por eso se merece nuestra devoción”. Desgraciadamente, el resto de cardenales, al ver sus dogmas peligrar, borraron de la historia estas sabias palabras. El Fary lo sabía, pero no dijo nada. Siguió predicando y ayudando a los necesitados.

Lo que nadie sabe es que el Fary controlaba la Iglesia desde lo más alto –nos dice un informador que no quiso decir su nombre ya que al Cardenal Pérez Sánchez no le gusta que su nombre salga en textos de dominio público-. Nadie sabía cómo había podido conseguir el control. Simplemente, el Papa hacía lo que él quería. Todos pensamos que mantenía una estrecha relación con Juan Pablo II, pero cuando Benedicto XVI subió al poder, nos prometió que el Fary no tendría influencia. Pero no fue así. Al día siguiente del nombramiento como pontífice, se presentó en la Capilla Sixtina, llamó al Papa Nazinguer-Z y se marchó. Nadie sabe por qué, pero siguió partiendo el bacalao”. Éstas son las palabras literales que pronunció el cardenal entre sollozos.

En 2008, un año después de la muerte del Fary, motivos económicos (se pensaba que el millón trescientas seis pesetas estaba enterrado junto a su cuerpo) provocaron la exhumación del cadáver justificando esta acción con un cambio de moneda. Al abrir el ataúd se observó que el cuerpo no estaba. En su lugar había una nota en la que se leía: “Españoles, he resucitado. No estaba tranquilo aquí abajo viendo cómo el género artístico que yo conseguí crear, se estaba hundiendo en la más profunda miseria. Así que, en este momento, tomo la decisión de ascender a los cielos y guiaros desde lo alto. Firmado: El Fary”.

Al conocer el milagro, hasta el Papa vino a ver el ataúd vacío. Acto seguido, se encargó de beatificarlo y, en su capilla personal, al lado del crucifijo, mandó colgar una foto de ese pequeño cantante de gran talento al que todos llamaban “El Fary”.


5. Producción en cadena de pequeños Mini-Farys

Tras la beatificación de “El Fary”, el Vaticano decidió que no se conocía tanto al Fary como debería. Benedicto XVI usó sus influencias en una fábrica de China, cuyo regente era hijo de un cuñado de una sobrina del nieto del pontífice (evidentemente, sus colegas cardenales no saben que el nieto tiene una sobrina); para producir pequeños Mini-Farys con ventosa para colgar en el salpicadero de los vehículos para que éste pudiera servir de complemento a San Cristóbal para velar por la seguridad vial de los conductores.


6. Conclusión

Gracias a los milagros realizados por “El Fary” y a la última nota en su ataúd, el Vaticano lo beatificó. Aunque, el señor Doroteo Skolftracter, doctor en Teología, dijo en la rueda de prensa convocada para hacer pública la beatificación: “No nos encontramos ante un caso común de beatificación. Los indicios apuntan que no se trata de un santo común, sino que podría ser una encarnación de Dios”. Lo que lleva a afirmar una de las frases españolas más célebres: “El Fary es Dios”.



[1] Normalmente Jazz, aunque tampoco negaría un poco de clásica o, incluso, música comercial. El tipo de música de fondo que se escucha varía en función del estado de ánimo y la tarea a realizar. Cabe destacar que la violencia anidada en la melodía puede influir en el estilo de redacción. Refiriéndonos a poesía, por ejemplo, una música tranquila, relajada, estimula un tipo de verso lento, como puede ser el alejandrino o endecasílabo; si, por el contrario, la música es violenta y fuerte, fomentará un tipo de estrofa punzante y rápida como puede ser un Haikú.